Un anciano conoce a un niño, un adolescente y un hombre que, guiados por una misteriosa niña, dan con su cabaña en un lugar del que poco saben. Juntos tratarán de hallar una salida al laberinto que su existencia les ha propuesto para poder llevar una vida con cierta paz y salud mental.
La cabaña es un libro escrito en diferentes estados producidos por un trastorno bipolar. Contiene fragmentos creados en fases depresivas severas, así como otros que describen el proceder de sus protagonistas en fases maníacas agudas.
Se trata de una historia de búsqueda de algún tipo de salvación a una vida marcada por muchos de los síntomas asociados a la enfermedad maníaco depresiva. En ningún caso supone una guía o contiene estrategias adecuadas para la consecución de eutimia en la enfermedad, más bien muestra a qué extremos puede llegar el ser humano con esta patología al dejarse llevar por sus diferentes fases.
En su nueva edición presenta una maquetación tan mejorada como detalladas son las ilustraciones que acompañarán al lector por el laberíntico camino que conduce a la psicosis.
La cabaña es una historia realmente interesante y compleja, tanto como la misma naturaleza humana.
Antes de comenzar debo resaltar que esta no es una novela común.
Si piensas que La cabaña es un libro más sobre bipolares o "encontrarse a sí mismo", estás totalmente equivocado. En primer lugar, el autor es bipolar tipo 1, sabe bien de lo que habla, pues todas y cada una de las palabras que escribe en esta obra son verdad... o por lo menos una verdad subjetiva vista desde el punto de vista de él en ese momento de manía, hipomanía o depresión. En segundo lugar, no podrás ver la montaña rusa a lo largo de una vida sufriendo el trastorno, no se hace mención de un exceso de energía o su contrario como tal, sino que la condición es algo tenue, como un río que lleva ciertas circunstancias en forma de agua que fluye sin mayor alteración visible a simple vista. Uno tiene que poner atención a los pequeños detalles que dan sentido al "sinsentido" de un trastorno como tal.
Cabe mencionar también que este es un relato sobre la psicosis por manía o en cierto punto de la novela, depresión. Hablando con el autor es que llegué a entender que toda aquella fantasía que desbordaba de sus relatos eran lo que él mismo pensaba y creía firmemente durante aquellos episodios.
Me ha encantado la sinceridad y transparencia con la que el autor narra esta obra cargada de un torbellino de emociones y pensamientos, ideas, teorías... y un análisis profundo sobre el mundo exterior desde una percepción inherente a la propia situación personal mezclada con los efectos del trastorno bipolar y el impacto que este tiene en sus relaciones con su ambiente y con su propia identidad.
En cuanto a la estructura y legibilidad, debo decir que esta edición (siendo la segunda) es mucho más entendible que la primera, donde los anexos estaban en la parte final del la historia y para leer debías ir saltando como con hipervínculos. No, ahora todo es líneal, los relatos están en su lugar predestinado del tiempo y te permiten comprender la perspectiva del personaje principal con mayor empatía.
El lenguaje me ha parecido un poco recargado al inicio, el uso de figuras retóricas sube la complejidad de la narración, haciendo la lectura más tardada, pero rápidamente comienzas a entender y asimilar el estilo del autor.
Mis relatos favoritos son La Tortilla Giratoria y La Mente Ordenador. Y, en cuanto a personajes, aunque Anciano se lleva la Palma, cada uno tiene su carisma… hasta la misma Cobardía.
Total, La cabaña es una novela altamente recomendada, sin embargo, creo que no es una lectura para todo público dado el tema y la importancia de cada aspecto tratado en ella.
Es una lectura que realmente ayuda a cambiar los estereotipos puestos sobre las personas que sufren de Trastornos Mentales, en este caso, de la bipolaridad. Ayuda a entender que no es reír y llorar… o enojarse de la nada en un día completamente normal. La bipolaridad es única en cada persona, tiene características similares, pero todos las viven diferente.
En tema de inclusión, es hora de que no solo aceptemos a aquellos de géneros y preferencias diferentes, ni a los que tienen otro tipo de color de piel, sino también a aquellos que nacieron con este tipo de situaciones que solo un fármaco recetado cuidadosamente y terapia pueden controlar.
Ellos no son de otro planeta, son humanos como todos, y deben ser respetados, tanto sus derechos, como su personalidad. Y para ello hay que informarnos y no mantener la mente cerrada a nuevas ideas.
Los Trastornos Mentales existen y están ahí. No vale la pena negarlos por miedo o por no querer comprenderlos.
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